El mecanizado de piezas delgadas presenta un desafío complejo en la ingeniería de fabricación. En particular, los anillos endurecidos y los engranes muestran importantes desviaciones geométricas después del proceso de tratamiento térmico. Estas piezas generalmente muestran contornos elípticos, en forma de papa o triangulares, en lugar de la forma circular requerida. Durante el posterior procesamiento en un torno, los sistemas de sujeción convencionales frecuentemente no alcanzan las tolerancias de redondez necesarias.
El problema principal radica, por un lado, en la desviación de la forma del diámetro de sujeción y, por otro, en la interacción entre la tecnología de sujeción y las fuerzas de corte. Los mandriles de sujeción de membrana clásicos, los mandriles de pinza o los mandriles de centrado y sujeción plana pueden garantizar una fijación mecánica, pero en las piezas de trabajo fuera de ronda se producen inevitablemente deformaciones y segmentos de arco libres entre los puntos de sujeción. En estos puntos, la herramienta de torneado empuja la pieza de pared delgada hacia afuera, lo que provoca desviaciones adicionales de la forma después del retorno elástico. Incluso con una tecnología de sujeción optimizada, en los procesos convencionales los valores de redondez de 20 a 30 µm suelen ser el límite alcanzable.